sábado, 24 de diciembre de 2016

 4. Nicolás Reyes Cuarteto o un secreto a dos voces

“…con un recuerdo antiguo
y una esperanza nueva
formaré las canciones
para mi soledad.”1
Atahualpa Yupanqui

El Arlequín quiso emprender una travesía. Tomó la primera barca que asomaba fuera de casa y saltó en ella con frenesí. Algo asustado, me aferré a la popa sin entender hacia dónde nos dirigíamos. Atravesamos las aguas nocturnas de Santiago hasta dar con las ciénagas de Bellavista y pararnos en el frontis de un local en pleno Bombero Nuñez. Thelonious nos esperaba y en la pizarra de la entrada el anuncio con los perseguidores de aquella noche: Nicolás Reyes Cuarteto.
Dueño de un característico silencio en su mirada, Reyes parece transmitir la sensación de que su música quiere decirnos algo oculto: algo que sólo él sabe, que jamás nos dirá, pero que a la vez, quiere constatar que existe; como un secreto para sí mismo. El Arlequín me preguntó si sabía guardar un secreto. Le respondí que en general me era difícil. “Ahora escucharás” –respondió, y nos adentramos en el lugar para oír a este perseguidor “guarda-secretos”.
Desde las graderías detrás de la batería, escuchamos los primeros compases del disco “Naturaleza abismal” (2016). Las composiciones hallan su fuerte en las melodías complejas, la inquietud de sus métricas, el lenguaje especialmente guitarrístico, la preocupación tímbrica por el sonido total y la fundamental importancia del “diálogo” en los solos.
Largas y llenas de giros son las melodías de “Enso” y “Estudio I”. Imposibles de captar a cabalidad en su primera escucha, bellamente matemáticas, como escapistas del auditor; las melodías nos instalan la sensación de profunda intriga por acapararlas. “Como sudokus esperando ser resueltos” agrega el Arlequín.
Inquietas métricamente son “Huara”, “Frente a nuevos ojos emerge un paisaje” y  “Canción para cuando pase la lluvia” donde además nos introduce uno de los recursos recurrentes del cuarteto: el elemento de una coda de batería con un pedal melódico.
De lenguaje profundamente guitarrístico son la mayoría de estas canciones incluyendo quizás, la lírica “Nenúfares”,  que con aires de bolero en su marcha, nos empapa de un “ethos” nostálgico.
Interesantísimo es el lugar que ocupa “Hanami”. Una música con aires de minimalista, que provee de atmósferas y juegos rítmicos al repertorio, además de proveer una de las melodías más “cantabiles”2, dejando en claro que Reyes, desea colocar en prioridad la importancia de una buena conversación melódica.
Sobre los compañeros de ruta, este perseguidor no los deja a las circunstancias y escoge a cada músico con cuidado y especial admiración. Fresca y original es la propuesta de usar un trío (Batería, Bajo eléctrico y Guitarra) más un bronce  (Flugel o fliscorno) provocando un timbre general más íntimo, menos grandilocuente; con espíritu “Cool”3 o a “sottovoce”4: un secreto despacito.
Alejandro Pino se introduce con el Flugel reverberado con sutileza y buscando la “simplicidad” mientras Cristóbal Massis se entrega a su libertad lúdica que le permite nadar en estos arcos formales. Cristián Orellana por su parte, disfruta los patrones rítmicos de sus líneas cabeceando un poco y estableciendo una indirecta complicidad con el líder. Nicolás Reyes, con mirada periférica, disfruta con algunos solos, sonríe con los comentarios de Pino y los solos de Massis, y se concentra con los desafíos técnicos que incitan sus temas.
La bulliciosa multitud por fin puede cuchichear libremente y la voz familiar anuncia por los parlantes del club que se ha terminado el concierto.
El Arlequín se queda mirando al líder guitarrista Nicolás Reyes: lo ve con su chaleco, cómo se quita la correa, desenchufa sus pedales, abraza a sus colegas, responde cortésmente a los elogios y sin que nadie lo note, se le dibuja levemente una sonrisa de serenidad en el rostro. El Arlequín me susurra: “Sí, es un perseguidor guarda-secretos”. Emprendo el rumbo de vuelta a casa con el recuerdo de la expresión de ternura con que me dijo esas palabras.  

NOTAS
1. De “Soledad, Jujuy 1941”. Poema de Atahualpa Yupanqui musicalizado por Pedro Aznar (Disco “Parte de volar”)
2. Del italiano, literalmente “cantable” o “como una canción”. Utilizado como una indicación en una partitura musical instrumental para aludir a la imitación de la voz humana.
3. Alusión a la corriente del Cool-Jazz. Movimiento de la década de los 50 surgido en respuesta a la popularidad del Bebop. En términos generales alude una búsqueda por encontrar una marcha menos “inquieta” y más “serena”.
4. Del italiano, “en voz baja” o “en secreto”. Se utiliza en una partitura como un término musical para ser interpretado de modo suave o “a media voz”.
Más info sobre Nicolás Reyes y el disco “Naturalez Abismal”





martes, 12 de enero de 2016

3.Arvo Pärt o el lado íntimo de lo espiritual

"Dejadme ahora aquí sentarme,
en el umbral de los dos mundos,
perdido en la elocuencia del silencio."1
RUMI

    El Arlequín fue a misa un día domingo. Llegó triste y desilusionado a casa. Me dijo que fue incapaz de hallar lo que estaba buscando. Traté de consolarlo, pero era inútil, él se esmeraba una y otra vez por describir aquellos deseos frustrados que yo no comprendía en absoluto. Entonces me habló de la obra Für Alina(1976) del compositor Arvo Pärt. Quedé enamorado. La sonoridad de la obra me transportó inmediatamente a un lugar de profunda calma y serenidad. A un sitio colmado de religiosidad, pero en voz baja. Descubrí que, como una oración muy fina, hilada desde una caverna glacial; Pärt muestra en Für Alina(1976), la faceta más íntima de la espiritualidad. Quise saber aún más. El Arlequín se sintió nostálgico, se agachó y me murmuró al oído algunas palabras sobre este místico perseguidor.

    La obra es, antes que nada, el primer trabajo del compositor estonio elaborado en su original estilo compositivo "Tintinnabuli". Éste, consiste en la superposición de dos o más voces musicales: la primera denominada "tintinabulada", transita por notas de la tríada principal -simulando la sonoridad de las campanas sacras-, y la segunda, por notas diatónicas del modo o escala elegida. Logrando unificar de esta manera, el concepto de la unidad: ya no son dos voces que se acompañan o que dialogan, son el Uno en la música. El resultado sonoro de este estilo remite un interesante imaginario minimalista y espiritual.
    Así también, no se puede dejar de mencionar el instrumento para el cual fue compuesta la música. La elección del formato de la obra para piano solo ya es una decisión crucial que no es casualidad. Es un recurso de intimidad que le permite al compositor mostrar un amplio registro de notas, un dinámica2 susurrada y un timbre que nos remite a lo sacro. El piano en  Für Alina(1976) suena como una caja musical que desperdiga gotas (¿o copos?) de agua sobre un lago quieto y deshabitado.
    Por otro lado, innegable es la deliberada intención de Pärt de querer desplegar su sensibilidad espiritual en cada uno de sus trabajos musicales. La investigación de los modos de la música antigua, la presencia de las formas y estructuras simétricas compositivas, y la gran espacialidad que le otorga al silencio en  cada una de sus piezas son ejemplos de ello.
    El caso de Für Alina(1976) no debiera ser la excepción. La obra parecen ser pequeñas preguntas y respuestas que se hace alguien y que responde su propia voz. Es un viaje de introspección a las palabras más finas, a los recuerdos más detallados, a las emociones más diáfanas y a los pensamientos más llanos. Cada frase musical es una pequeña oración verbal que el interrogador inhala y la conciencia (¿o el respondedor?3) exhala.O incluso algo más complejo que esto. Más que una desgranaje de preguntas y respuestas del sí mismo, es un despliegue de muchas preguntas sin respuestas que abren camino a medida que se liberan. Como colocar una semilla virgen en un campo fértil.
    Más aún, Pärt parece querer exponer algo en este pequeño soliloquio de notas agudas de un piano solitario en medio de una cueva espiritual. Pareciera como si en Für Alina(1976) se representara el ritual más sacro que puede hacer un hombre, la construcción del lugar más quieto, la emoción más serena, el rito más metafórico que lo haga transformarse en alguien más. Es como si el compositor necesitara crear -por medio de la música- un espacio, un contexto de intimidad para sí mismo en el que pudiese orar; fuera de cualquier catedral, apartado de toda  multitud, desprovisto de cualquier religión: una voz, tan sola, tan íntima, tan melancólica y tan personal.
    Es curioso; se comenta que Pärt escribió esta pieza para una hija de un amigo que emprendía un viaje a Londres para estudiar, como una suerte de homenaje al ethos de la juventud. Nuestra más personal opinión: creo que el compositor no logró jamás encontrar ese ethos, y en su lugar, dibujó la voz de un amante nostálgico que llora en silencio por aquellas cosas que no vive -como la juventud- y que despliega en un profundo y extático amor espiritual por la vitalidad del ser humano.

    "La espiritualidad también es íntima a veces"- me dice el Arlequín quien me habló de todo un viaje amoroso que emprendió gracias a Für Alina(1976). Se escucha en el estilo "tintinnabuli" del compositor, su búsqueda por la música sacra, la innegable fineza que le otorga a la pieza el formato de piano solo, su evocación de preguntas abiertas y finalmente; aquél lugar íntimo que yace representado detrás de todas las notas musicales de esta composición. Ahora nos toca bajar la tapa del piano y alejarnos del griterío ensordecedor, encontrar esa mística íntimidad.
    Me siento y susurro una oración espiritual en voz baja. El Arlequín se reintegra de un profundo letargo, me observa con atención, se acerca a mi rostro...Me besa la frente y me mira con ojos de profunda mansedumbre y ternura.

NOTAS

1. De su poema titulado "En el umbral". Traducido por Alfonso Colodrón.
2. Parámetro de escritura musical que determina la intensidad o volumen con que se tocan las notas. En el caso de Für Alina(1976), la única dinámica de la partitura es piano que se interpreta musicalmente como una dinámica baja de volumen.
3. Alusión al "Canto del respondedor" del poeta Walt Whitman.