sábado, 12 de diciembre de 2015

1. Kurt Rosenwinkel o el aire de otros planetas


"Ich fühle luft von anderem planeten"1
Stefan George

    El Arlequín quería inventar un país nuevo para sí mismo. Un refugio personal en el que desplegarse libremente y, quizás, expandir todas aquellas ideas inconcebibles en un mundo como el de hoy. Así llegó al disco Heartcore(2003) del guitarrista Kurt Rosenwinkel, una deuda pendiente e ineludible cuando se trata de comprar un pasaje para un sitio deshabitado. El disco -tal vez- de mayor solitud del músico, es una ventana abierta hacia otros planetas; o al menos hacia la necesidad de un ímpetu urgente de querer inventar un astro, una galaxia, una estrella íntima. ¿Cuáles son los elementos que constituyen ese plantea? ¿De dónden provienen esas vocecitas metafísicas? el Arlequín intentó susurrarme algo de este perseguidor interplanetario.
    Ya desde su disco The Next Step(2001), Rosenwinkel se ha caracterizado por mostrar una nueva labia a la guitarra de jazz. Provista de un lirismo e intimidad muy particulares; además de una profunda melancolía en la composición de sus canciones y sumado a la lírica y pulcra manera de tratar los acordes, los timbres y los formatos; le dan a su lenguaje una voz distinguible: la voz de un caminante nostálgico que susurra conversaciones a sí mismo. Una voz fundacional que se va evaporando paulatinamente, haciendo imposible cualquier tipo de comparación con el mundo concreto que conocemos como tal. Construyendo un imaginario de algo que no hemos visto nunca, pero que, sin embargo, hemos presentido emocialmente hace años.
    El planeta de Rosenwinkel aparece en Heartcore(2003) más evidente que en cualquier trabajo anterior y posterior de su discografía. Se ve en la interesante coda del homónimo "Heartcore" con influencias de Hip-hop, y en su poderoso soli2 de guitarra y saxo que exhibe el virtuosismo e intensidad propios del jazz. Se oye en la presencia de la flauta traversa en la energética "Blue Line" y en la voz de la guitarra como un poema desangrándose en la coda y en el solo de "All the way to Rajasthan". Luego, en el diálogo de los tambores tribales en "Your vision", con esa dualidad de la sonoridad sacra oriental con el ethos africano del "blues" y un solo de clarinete bajo como el mejor ejemplo de lo metamórfico.Un instrumento que puede cambiar su timbre en cada momento: ser un pájaro, un elefante, un aullido, una flauta, una metáfora de la inquieta búsqueda de lo cambiante.
    Más adelante, tres canciones que son difícilmente enmarcables en una estructura formal de una canción de jazz tradicional como son "Dream/memory?", "Interlude" y "Though about you". Parecen ser una página en blanco, un mantra, una tela sin pintar que el auditor debe llenar o rasgar, el primer verso de una llamada, un lago en el que sumergirse o mejor un cielo nocturno en el que deban inventarse las estrellas con las manos.
    La estruendosidad de "Our secret world" y "DCBA" como para recordarnos la vitalidad de su música. O más que la vitalidad, la oscuridad. Como el fantasma del monstruo de una orquesta sinfónica afinando previamente a su interpretación. Así mismo, la hermosísima "Love in the modern world" es toda una alegoría a la intimidad. Flautas, cuerdas  y tríadas3 que nos trasladan a una música de cámara y una catárquica coda en la que la guitarra expulsa cada frase como si fuese un discurso multitudinario, como si se estuviese emancipando de unas cadenas que hace siglos alguien le ha echo arrastrar.
    Finalmente, como el epígrafe de una novela, la balada "Tone poem", en la que la melodía se escurre como un elástico. Un arte más bien de los abstractos, algo que no dice nada con la semántica, sólo con las letras, y los sonidos, como un canto VII del Altazor4.
    Se siente a lo lejos, el aire de otros planetas. Y volvemos a la cita inicial para recalcar que Kurt Rosenwinkel ha mostrado en Heartcore(2003) no tan sólo el núcleo de su corazón, si no que en su lugar, todo un planeta distante, inventado e inimaginado para quién no arraigara ese ethos; esa llamada interestelar. Y en ese punto, es donde se emparentan las cosas. La necesidad de inventar algo nuevo, de reinventarse a sí mismo, de evadirse y construir desde lo profundo. Construir un cuerpo celeste distinto,una luna sin planeta, un astro que no tenga un sistema, un planeta en el que sea imposible la vida; y sin embargo, un planeta a fin de cuentas.
    El Arlequín termina su relato y pienso que tal vez, el hecho de vivir es crear algo: crear una apertura en el tiempo para nuestra existencia. Él lo reprueba y me dice que me enajené demasiado y que me quite los audífonos.


NOTAS
1. "Siento el aire de otros planetas". Del poema titulado "Entrückung", utilizado por el compositor Arnold Schönberg en su segundo cuarteto de cuerdas op.10. Se dice que en el pasaje musical en donde es cantado, se refleja por primera vez la transgresión del sistema tonal característica del músico en el siglo XX.
2. Recurso musical particular del jazz. Es una especie de "solo" escrito totalmente por el compositor a varias voces, polifónica o monódicamente. Normalmente se utiliza para resaltar familias, por ejemplo: un soli de saxos.
3. Tríada. Estructura de organización de un acorde. En este caso, por tres notas. En general es de una sonoridad más tradicional que la utilizada por la historia del jazz, por eso, sonaría algo más cercano a una música "de cámara".
4. Altazor: Poema de Vicente Huidobro. Considerado como uno de los representativos de su arte. El canto VII está compuesto exclusivamente por letras carentes de significantes a simple vista.

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